Parlamento Andaluz_
La crítica de hoy va a ser un poco diferente, ya que no solo hablaré de los productos,de gran calidad por cierto,sino también hablaremos de la historia del lugar, de como surgió y de cómo ha evolucionado desde sus principios.
Empezaré dando las gracias a Jose Maria, por guiarme en la visita de sus locales, el Parlamento Andaluz y el Palco del Parlamento(aquí tenéis el artículo).
Con dos locales muy bien situados, uno en la c/ Albudeiteros (junto al teatro Romea) y otro en plena plaza de las flores nos encontramos con una acogedora taberna: El Parlamento Andaluz abrió hace ya más de 20 años con la idea de ser un local casero sin cocina, simplemente con bocatas, embutidos y productos típicos de todos los rincones de Andalucía. Obtuvo un éxito casi inmediato y se ha acabado convirtiendo en visita casi obligada.
La carta abarca desde una simple tapa de almendras y olivas, perfecta con una cerveza bien fría, hasta un plato del mejor jamón que podemos disfrutar y encontrar (creo que ya os hablé de este jamón mmm),pasando por distintas tapas y bocadillos.
La base de dicha carta radica en unos bocadillos magníficos, y aquí es donde nos encontramos especialidades como el parlamentario o el tránsfuga, sellos de la casa. Aparte de excelentes tablas de embutidos, también disponen de una serie de ocho tapas, cada una inspirada en una provincia de Andalucía. Para ello,se valen de los productos más representativos de cada zona; por ejemplo: Granada con anchoas, crema de queso y pimiento o Huelva con sobrasada picante y tocino ibérico.¡No os preocupéis que en la carta hay seis más! La que yo probé estaba inspirada en Málaga con morcilla de Ronda acompañada con compota de manzana. Estaba bastante dulce y no es la morcilla a la que estamos acostumbrados en Murcia.
Además,cada mes hay una oferta relacionada con alguna festividad de la provincia andaluza a la que da nombre; y el resto, algo relacionado con Murcia. En mi opinión,la mejor manera de hermanar Comunidades es la gastronómica.
Tenemos una misma carta en dos ambientes totalmente diferentes, el local situado en el Romea tal vez sea más familiar, en el que cuando entras por la puerta te saludan por tu nombre. Al ser un espacio pequeño, te obliga a interactuar con los demás asistentes, lo cual es divertido. Luego tenemos el ambiente de la Plaza de las Flores, un local más destinado a turistas pero donde no se olvidan sus orígenes, siendo también la amabilidad y simpatía lo que más predomina.
Hablando más a fondo de la comida sobre todo destacar las olivas con un majado de verduras que no pueden faltar nunca en tu elección y qué decir de los dos bocadillos más representativos de toda la carta, el parlamentario y el tránsfuga como ya hemos comentado antes.
El parlamentario es un bocadillo con pan casero (del de antes,que se mantiene crujiente por fuera y tierno a la vez;no olvidemos que la elección del pan es fundamental en todo buen bocadillo), jamón ibérico, tocino ibérico y virutas de chorizo picante, un poquito de aceite y tomate. Tradicional,sencillo,pero buenísimo.Se presenta cortado en seis trozos de bocado para compartir y así seguir respetando su idea original de compañerismo en la mesa.Tal vez sea el mejor bocadillo de jamón que hayas probado JAMÁS,y eso,viniendo de mí,es mucho.
El tránsfuga es un bocadillo más delicado, con un buen colin de pan casero teniendo como base un buen tomate y un buen chorro de aceite de oliva virgen, un excelente trozo de caballa del sur, queso fresco y tiras de pimiento morrón.
Además de estas dos propuestas de la casa, que nunca fallan, podemos pedir lo que queramos, sobrasada, tocino, embutidos varios, queso fresco,... y mezclar los ingredientes a tu elección.Mi recomendación: un bocadillo de sobrasada con tocino de huelva, una auténtica pasada.
Otro de los platos fuertes es el salmorejo cordobés, auténtico como ninguno, ya que la fantástica cocinera es oriunda de allí. No podéis pasar sin probarlo.
En el apartado dulce no podemos dejar pasar los piononos, un bizcocho borracho relleno de crema y azúcar quemada muy típico de Granada.
Y como siempre digo, ¡Buen provecho!
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