Entrevista a Aníbal Gómez & Carlos Areces_

Reconozco que me hace especial ilusión entrevistar a estos dos pedazo de artistas, desde los pies hasta la cabeza (frase 0´60). Los descubrimos con La hora chanante y han hecho que entendamos el humor en una version 3.0. Nada ha sido lo mismo desde que irrumpieran ya hace muchos años. Muy pronto nos visitarán por estos lares y no hemos querido perder la oportunidad de charlar con ellos, aunque como ya se sabe, no se les puede tomar en serio:

  • ¿Cómo os conocisteis?

 

ANÍBAL: En Madrid. Teníamos amigos comunes y nos presentaron. Y entonces ya fue demasiado tarde.

 

CARLOS: En Andorra, en la sala de espera de una clínica capilar ilegal. Ambos habíamos ido a quitarnos pelo de la cabeza, teníamos demasiado.

 

 

  • ¿Cómo surgió la idea de mezclar música?

 

ANÍBAL: A ver, yo hace 20 años trabajaba los fines de semana como pinchadiscos (DJ no se llamaba) en una discoteca de mi pueblo. Lo más alternativo que pinchaba era el Samba de Janeiro de Bellini, que por cierto, me apetece rescatar para Murcia. La época del bacalao ya había pasado, con lo que molaba, y la gente ya empezaba a escuchar El venao porque esa música les combinaba de maravilla con el cubata, el pecho al aire y los rodaletes en la sobaca. Se presentía que en breve la música latina iba a estar súper de moda, para desgracia de la humanidad. Me gustó aquello de poner música y que la gente bailase, y a partir de aquel momento comencé a pinchar lo que a mí me gustaba.

 

CARLOS: En las fiestas que hacíamos en la Facultad de Bellas Artes de Cuenca ya percibía que a la gente le gustaba mi selección musical. Lugo descubrí que, además, podía cobrar por ello. Acabo de darme cuenta de me he comido la letra “e” tratando de poner el adverbio de tiempo “luego”; y, como además es principio de frase y está en mayúsculas, ha surgido de manera espontánea la provincia gallega. Bueno, no pasa nada, no vamos a rasgarnos ahora las vestiduras.

 

 

  • Todos conocemos vuestra faceta en Muchachada nui y en Ojete Calor, pero, ¿cómo es el estilo que presentáis en las actuaciones como tándem de djs?

 

ANÍBAL: Somos muy eclécticos, te podemos pinchar a The Bloody Beetroots y a continuación a Julio Iglesias. Pero eso sí, todo son hits. Tenemos el sentido de la fiesta muy desarrollado, a pesar de que a veces nos sentimos más cercanos a la vieja de Solas que a Avicii. Si vamos a estar pinchando para gente que ha ido a bailar no tiene sentido poner caras B o esos temas que ponen muchos djs para epatar y que nadie conoce. Eso no es bonito. Las cosas experimentales que se las guarde cada uno para cuando esté en la intimidad de su habitación con su gato.

 

 

  • Siendo cómicos tan reconocidos, ¿cómo lleváis el peso de ser actores humorísticos?  ¿Os ha surgido alguna situación en la que os hayáis puesto serios y os lo han tomado a broma?

 

ANÍBAL: Un día me estaban quitando una muela del juicio y las enfermeras se hicieron un selfie conmigo. Que tuviese la cara inflamada como una chirimoya no fue un problema, al contrario.

 

 

  • Carlos, ya estas convertido en uno de los actores imprescindibles del cine español (para mí eres el José Luis López Vázquez del siglo XXI, ja,ja,ja). ¿Cómo es eso de que te llamen directores como Álex de la Iglesia o Almodóvar para sus películas?

 

CARLOS: Te agradezco la comparación, aunque hubiera resultado más halagadora sin la risa posterior. Que te llamen Álex o Pedro da mucho gusto, la verdad, pero da mucho más gusto llamarles por su nombre de pila al contestar una entrevista. De esta manera, la gente, al leerte, piensa: “joder, cómo les tutea, qué confianza tiene con ellos”, y dejas entrever que hay una relación muy estrecha, lo cual siempre suma puntos de cara a la galería. Nunca desaproveches la oportunidad de posar.

 

 

  • Adentrándonos en vuestra tarea de djs, ¿cómo es la acogida en las salas?

 

ANÍBAL: Muy buena, al público le gusta que no tengamos prejuicios. Nos asocian con la risa y eso mola porque aunque pongamos una canción triste de Jeanette pues parece ironía y lo que les llega es algo feliz y humorístico. A veces tardamos unos minutos en saber qué es lo que quiere la gente, porque a lo mejor arrancamos en plan 2000 y resulta que la peña está súper 90. Tanteamos y vamos viendo y al final se da la magia de la comunión dj/público.

 

 

  • Contadnos una anécdota que os haya ocurrido últimamente:

 

CARLOS: Solemos aprovechar las sesiones de dj por diferentes ciudades para traficar con droga. La última vez, de camino a Huesca, nos paró un control rutinario de la guardia civil y, para que no nos pillaran la merca, tuvimos que esnifarnos un kilo de coca entre Aníbal y yo antes de que se acercaran al coche. Al final no pasó nada, pero a Aníbal le costó dormir esa noche. Contado pierde.

 

 

  • Actuáis el día 18 en la Sala REM de Murcia. ¿Qué podremos esperar de vuestro show?

 

CARLOS: Lo mejor es no esperar gran cosa, porque así se minimiza el riesgo de decepción. Básicamente, vamos a poner un tema detrás de otro, eso no da mucho margen de maniobra. Eso sí, lo que más nos gusta es que una canción no tenga nada que ver con la siguiente, más allá de que apetezca mucho bailarla o cantarla.

 

 

  • Y para terminar un test rápido marca de la casa QHEM:

 

ANÍBAL

 

  • Un ídolo: James Wan.
  • Un instrumento: La zampoña. Más concretamente “La lambada” tocada con una zampoña.
  • Un concierto: 15 de julio de 1993, el Devotional de Depeche Mode en la Plaza de Toros de Las Ventas en Madrid. Yo tenía 14 años y aquello me dejó en shock.
  • Un plato: Pizza.
  • Un lugar: Benidorm.
  • Una canción: Love comes quickly, de Pet Shop Boys.
  • Una película: Death proof, de Tarantino. No va a ser la de Buñuel.
  • Un libro: El hombre que se enamoró de la luna, de Tom Spanbauer.
  • Un pecado confesable: Cuando puedo veo Sálvame deluxe y Gran hermano, pero no me parece un pecado, lo que pasa es que no sabía dónde ponerlo.
  • Un disco inconfesable: Muchos de ellos son los que mejor funcionan luego en las sesiones de djs.
  • Una frase: “Sólo sé que no sé nada”, de Sócrates, porque se ha usado poco y habría que difundirla más.

 

 

CARLOS

 

  • Un ídolo: Angela Lansbury, o Tarantino. La idea de juntarlo se me antoja mágica. Esa exquisita dama británica acribillando a un capo mafioso a bocajarro y con la pistola torcida. ¿Qué pasa? ¿Por qué no ocurre?
  • Un instrumento: Las copas que se llenan con diferentes cantidades de agua y sobre cuyos bordes luego se deslizan los dedos, extrayendo sonidos de ensueño. Pero, en este caso en concreto, las copas tienen una fuga (con lo difícil que es eso), de modo que la segunda vez que las tocas, la nota ya no es la misma, y la canción se vuelve irreconocible. Por el amor de dios, ¿quién ha comprado esas copas? ¿Un idiota?
  • Un concierto: No es un concierto exactamente, pero reconozco que el Fronze Tour de Leticia Sabater ha conseguido captar mi atención sin haberlo visto aún.
  • Un plato: Huevos rotos con chorizo.
  • Un lugar: Dubai o Carabanchel.
  • Una canción: Hoy me ha dado por The number one song in heaven, de Sparks. La versión single.
  • Una película: Showgirls. Iba a poner Death proof, pero como ya la ha colado Aníbal, me ha dado rabia y he buscado otra que también me flipa.
  • Un libro: Mis modelos de conducta, de John Waters, es de los últimos que me ha fascinado.
  • Un pecado confesable: A veces mato a viejos. No molesta a nadie, porque son viejos.
  • Un disco inconfesable: Entiendo que por “inconfesable” quieres decir el típico que me gusta aunque la crítica y cuatro snobs trasnochados se hayan reído de él. Pero es que la mayoría de los críticos son unos ridículos y unos horribles. Estoy muy orgulloso del Superestar de Tamara, Camela o la fascinante Mrs. Miller. Lo que de verdad me avergüenza es tener discos de Bruce Springsteen (me los regala mi hermano, en plan “a ver si aprendes”).
  • Una frase: “Papa, llama”.

 

 


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